Respuesta rápida: La insulina debe conservarse entre 2 °C y 8 °C antes de abrirse y, una vez abierta, puede mantenerse a temperatura ambiente por tiempo limitado (28-42 días según la marca). Evita el calor, la luz directa y los errores comunes de almacenamiento para garantizar su eficacia.
Si tienes diabetes, sabes que conservar bien la insulina no es tan sencillo como parece. Controlar la temperatura, apuntar cuándo abriste cada pluma o vial, y no dejar que se estropee puede acabar pareciendo otro trabajo más... especialmente si ya llevas una rutina de controles, citas médicas y ajustes alimenticios.
En España, mucha gente cree que basta con guardar la insulina en la nevera o no dejarla al sol. Pero la conservación de la insulina requiere algo más de atención. Y es importante, porque usar insulina en mal estado puede poner en riesgo tu salud y empeorar el control glucémico.
Aunque la insulina suele estar subvencionada por el sistema público (según tu comunidad autónoma y tu situación), no deja de ser un tratamiento delicado y valioso. Desperdiciar viales o plumas por un simple despiste con la temperatura puede salir caro -sobre todo si te toca reponer sin receta urgente o estás de viaje.
En este artículo te contamos los 10 errores más comunes que comete la gente al almacenar su insulina. Evitarlos no solo te ahorrará problemas, sino que te ayudará a mantener tu tratamiento en perfectas condiciones, ya sea en casa, en el trabajo o incluso de vacaciones por España.
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Recordatorio sobre cómo conservar la insulina
Antes de hablar de los errores más comunes, conviene repasar algunos aspectos clave sobre cómo se debe conservar la insulina. No existe una única norma válida para todos: la conservación de la insulina depende del tipo y marca que uses. Por eso, lo primero es siempre revisar el prospecto o las instrucciones del fabricante.
Aun así, hay unas reglas generales que conviene tener claras:
Antes de abrirla:
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Todas las insulinas deben mantenerse en la nevera (entre 2 °C y 8 °C) hasta el momento de su uso.
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Si se almacena bien en frío, puedes conservarla hasta la fecha de caducidad indicada en el envase o en la pluma.
Una vez abierta:
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Puedes dejar la insulina fuera de la nevera, pero sólo durante un periodo limitado que varía según la marca:
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Lantus, Humalog, Novolog o Fiasp: hasta 28 días a temperatura ambiente.
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Levemir, Toujeo o Novolin N: hasta 42 días fuera del frigorífico.
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Muy importante:
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Aunque esté fuera de la nevera, la insulina no debe superar los 25 °C o 30 °C, según el producto.
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En España, esto es especialmente importante en verano o en casas sin aire acondicionado. Incluso en primavera, algunas zonas alcanzan fácilmente esas temperaturas dentro del hogar.
Si vives en lugares como Sevilla, Valencia o Murcia, por ejemplo, o si tienes pensado viajar por España en los meses más cálidos, considera usar neveras portátiles o dispositivos refrigerantes para evitar que la insulina se degrade.
¿Dónde guardar la insulina? Atención a estos errores con la nevera
Lo normal al salir de la farmacia es guardar la insulina directamente en la nevera. Pero aunque parezca algo sencillo, muchas personas cometen errores comunes al almacenarla en frío. Colocarla en el lugar equivocado del frigorífico o no controlar la temperatura puede afectar su eficacia.
A continuación, te contamos qué evitar para conservar tu insulina de forma segura en casa.
Error 1: Guardar la insulina en la puerta de la nevera
Es muy común guardar cosas en la puerta del frigorífico por comodidad, pero la insulina no debería ir ahí nunca.
¿Por qué? Porque:
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La puerta es la parte más cálida del frigorífico.
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Se abre y cierra constantemente, lo que provoca fluctuaciones de temperatura.
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También ocurre algo similar en las baldas inferiores o en los laterales del frigorífico.
👉 Lo ideal es colocar la insulina en la parte central del frigorífico, donde la temperatura se mantiene más estable.
Además, evita llenar demasiado la nevera. Si está muy cargada, el aire no circula bien, y eso afecta a la temperatura general -algo clave cuando se trata de conservar medicamentos como la insulina.
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Error 2: No revisar la fecha de caducidad de la insulina
Aunque la insulina esté bien conservada en la nevera, tiene fecha de caducidad. Cada pluma o vial lleva impresa su fecha límite de uso, y usar insulina caducada puede afectar seriamente el control de la diabetes, provocando picos de glucosa o resistencia al tratamiento.
Hazlo sencillo: cada vez que empieces una pluma o vial nuevo, revisa la fecha de caducidad. Es un gesto rápido que puede evitarte muchos problemas.
Además, aplica el método "el primero que entra, es el primero que sale" (FIFO) con tus reservas de insulina:
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Coloca delante los viales más antiguos.
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Usa siempre primero los que caducan antes.
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Así evitarás encontrar insulina olvidada y pasada de fecha al fondo del frigorífico.
Error 3: Ajustar la temperatura del frigorífico demasiado baja
Uno de los errores más comunes en la conservación de insulina en casa es pensar que "cuanto más frío, mejor". Pero la insulina no debe congelarse nunca, ya que el frío extremo puede deteriorarla y hacer que pierda su eficacia.
Temperatura ideal: entre 2 °C y 8 °C (equivalente a 36 °F-46 °F).
👉 Recomendaciones prácticas:
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Evita colocar la insulina cerca del congelador o en contacto directo con hielo o placas frías.
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Usa un termómetro de nevera para controlar que se mantiene dentro del rango adecuado. Se pueden encontrar fácilmente por internet o en tiendas de electrodomésticos, y su precio es asequible.
Una temperatura demasiado baja puede ser tan peligrosa como dejar la insulina al calor. Y en muchas neveras domésticas, especialmente si son antiguas o están muy llenas, el control no siempre es preciso.
Error 4: Sacar la insulina de su caja original
Puede parecer que la caja de cartón donde vienen los viales o las plumas solo sirve para el transporte, pero en realidad cumple una función muy importante: proteger la insulina de la luz. Este medicamento es sensible a la exposición lumínica, y dejarlo fuera de su envase puede reducir su eficacia.
Además:
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Las cajas ayudan a mantener el orden en la nevera, especialmente si usas distintos tipos de insulina (rápida, lenta, mezclas...).
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Contienen información útil, como el número de lote, la fecha de caducidad o el tipo de insulina, que puedes necesitar en caso de revisión médica o incidencia.
👉 Consejo práctico: guarda siempre la insulina en su caja original hasta el momento de usarla. Aunque ocupe un poco más de espacio en la nevera, es la forma más segura y organizada de conservarla.
Error 5: No usar un sistema adecuado para conservar insulina refrigerada durante los viajes
Si viajas con insulina que aún no has abierto y que debe mantenerse en frío, no basta con una bolsa térmica común ni con un par de bloques de hielo. Este tipo de soluciones caseras no garantizan la temperatura adecuada y pueden poner en riesgo la eficacia del medicamento.
Problemas frecuentes al usar bolsas térmicas improvisadas:
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El hielo se derrite y moja todo.
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La temperatura interior varía demasiado.
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No suelen estar aprobadas para viajar en avión, y en controles como el de AENA o aeropuertos europeos te pueden poner pegas.
Si vas a viajar por España o al extranjero (ya sea en coche, tren o avión), lo más recomendable es usar una nevera portátil médica o un estuche refrigerado específico para insulina, que mantenga una temperatura estable entre 2 °C y 8 °C.
Hoy en día hay opciones compactas, ligeras y seguras, diseñadas específicamente para medicamentos. Así podrás disfrutar del viaje con tranquilidad, sabiendo que tu tratamiento está bien conservado.
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Conservación de la insulina a temperatura ambiente: errores que debes evitar
No siempre tenemos acceso a una nevera, y una vez abierta, la insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante un tiempo. Pero esto no significa que cualquier lugar o condición sea adecuada. Muchos errores comunes ocurren justo cuando creemos que "no pasa nada por dejarla fuera".
A continuación, te explicamos qué debes evitar si decides conservar la insulina fuera del frigorífico.
Error 6: Dejar la insulina expuesta a temperaturas superiores a 25 °C
Parece un detalle menor, pero es un fallo muy frecuente. Aunque muchas insulinas pueden mantenerse fuera de la nevera durante unas semanas, nunca deben superar los 25 °C.
En España, esto es especialmente importante durante el verano o en casas sin aire acondicionado.
Evita estos errores comunes al conservar la insulina a temperatura ambiente:
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Dejar la pluma o el vial cerca de una ventana con sol directo.
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Guardarla junto a fuentes de calor (radiador, horno, estufa, etc.).
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Llevarla en el bolso o mochila si vas a estar en la calle muchas horas y hace calor.
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Dejarla en el coche, incluso si no hace demasiado calor fuera.
Recomendación práctica:Si en casa la temperatura supera los 25 °C, guarda la insulina en la nevera o utiliza un enfriador portátil diseñado para medicamentos. Así te aseguras de que la insulina no pierde su eficacia, incluso en climas cálidos.
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Error 7: Exponer la insulina a la luz solar directa
El sol puede ser estupendo para pasar el día en la playa o en una terraza, pero es uno de los peores enemigos de tu insulina. La luz solar directa acelera su degradación y reduce su efectividad mucho antes de lo esperado.
Esto es especialmente relevante en España, donde el sol pega fuerte durante buena parte del año y donde es habitual pasar tiempo al aire libre.
Para evitar este error, ten en cuenta lo siguiente:
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Nunca dejes la insulina expuesta al sol en balcones, terrazas o mesas exteriores.
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En casa, evita colocarla cerca de ventanas soleadas.
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Si estás de viaje o de excursión, guarda el refrigerador portátil en una zona con sombra.
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No dejes la insulina sobre superficies que se calientan con el sol (como salpicaderos de coche o mochilas negras).
Consejo útil: Lleva siempre un pequeño estuche opaco o aislante, incluso si no hace calor extremo. La sombra y la protección contra la luz directa son clave para conservar la insulina correctamente.
Error 8: No apuntar la fecha de apertura de la insulina
Este error es más común de lo que parece -¡y muy fácil de cometer! Una vez que sacas la insulina del frigorífico y la empiezas a usar, su vida útil a temperatura ambiente suele ser de unos 28 a 42 días, dependiendo de la marca.
El problema: muchas personas olvidan cuándo abrieron la pluma o el vial, y acaban usándola más allá del tiempo recomendado, lo que puede hacer que la insulina pierda efectividad.
¿Cómo evitarlo? Aquí tienes dos formas sencillas de llevar el control:
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Marca la fecha de apertura directamente en la pluma o el vial con un rotulador permanente.
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Lleva un pequeño registro en una libreta, agenda o aplicación del móvil, donde anotes cuándo abriste cada unidad.
En España, donde muchos pacientes tienen varias plumas abiertas (por distintos tipos de insulina) o comparten nevera con otras personas, llevar un control visual y claro es fundamental para evitar errores.
Recuerda: aunque quede insulina en la pluma, si han pasado más de 4 semanas desde su apertura, es mejor desecharla por seguridad.
Error 9: No usar un enfriador de insulina en verano o durante viajes
Salir de casa con insulina en los meses de calor sin tomar precauciones es uno de los errores más frecuentes -y peligrosos. Lo aprendí por experiencia propia durante una escapada de verano por el norte de España: la insulina se recalentó y dejó de funcionar.
En España, con temperaturas que en muchas zonas superan los 35 °C en julio y agosto, llevar la insulina sin protección térmica puede hacer que pierda su eficacia en cuestión de horas.
¿Qué hacer para protegerla?
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Usa siempre una bolsa térmica o enfriador específico para medicamentos.
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No confíes en bolsas de tela, neveras improvisadas ni hielo suelto: no son fiables y se calientan rápido.
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Si vas a hacer senderismo, playa o cualquier actividad al aire libre, elige un modelo compacto, ligero y bien aislado.
Consejo personal: en verano, no salgas de casa sin tu enfriador de insulina, aunque solo vayas a pasar unas horas fuera. Te permite moverte con libertad, sabiendo que tu medicación está bien protegida.
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Error 10: No informar a tu entorno sobre cómo conservar la insulina
Puede que tú tengas claro cómo conservar bien tu insulina, pero ¿lo sabe tu pareja, tu familia o las personas con las que vives?
En muchas ocasiones, un simple descuido de alguien cercano puede poner en riesgo tu medicación: dejarla en la puerta del frigorífico, exponerla al sol sin darse cuenta, o no saber qué hacer si se va la luz.
¿Qué puedes hacer?
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Explica de forma sencilla dónde debe ir la insulina y qué temperatura necesita.
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Deja claro cuáles son los errores más comunes para que puedan evitarlos.
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Si convives con alguien, pídele que revise la nevera si tú estás fuera unos días.
Contar con una red de apoyo bien informada te da tranquilidad y refuerza tu seguridad, sobre todo si algún día no puedes gestionar tú mismo/a la conservación de tu tratamiento.
📌 Puntos clave:
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❄️ Conservar la insulina en frío (2 °C - 8 °C) antes de abrirla es esencial para mantener su eficacia.
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🌡️ Una vez abierta, la insulina puede estar fuera de la nevera durante 28-42 días, pero nunca debe superar los 25-30 °C.
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🚫 Evita errores comunes como guardar insulina en la puerta del frigorífico, exponerla al sol o no anotar la fecha de apertura.
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🧊 En viajes o en verano, usa enfriadores para insulina diseñados para mantener la temperatura estable.
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🧠 Educa a tu entorno: conservar bien la insulina es clave para una buena gestión de la diabetes.
💬 ¡Nos encantaría saber de ti!
¿Has cometido alguno de estos errores al conservar tu insulina? ¿Tienes algún truco o consejo que te funcione bien? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios o pregúntanos cualquier duda. ¡Compartir entre personas con diabetes nos ayuda a todos!
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Publicado originalmente: 10 de mayo 2025